Comienza el 65° Campamento Andino Raggio.
Hoy, 16 de febrero de 2020, el Campamento Andino Raggio cumple 64 años desde su inicio.
Y, de esta manera, comienza el 65° CAR.
En aquella tarde de febrero del verano de 1956, Don Eduardo Madero, entonces Subregente de las Escuelas Raggio, recibió en su casa del Tigre, a sus alumnos Roberto Troncar, Ezequiel Gonzalo y a Francisco Geisjuek, y allí se decidió la creación del Campamento Andino Raggio.
Así que hoy declaramos el inicio del 65° Campamento Andino Raggio.
Desde aquél día han viajado más de 3000 alumnos. Se han hecho realidad muchos más que 64 viajes de nuestro campamento educativo. Porque se ha viajado en invierno y en verano. Se han realizado muchos pre campamentos recorriendo el noroeste argentino y otros muchos lugares, incluyendo Brasil y Chile. Y, por supuesto, se han realizado dos y hasta tres tandas a Bariloche por verano.
Pero como numeramos nuestros campamentos por año y en 1956 fue el 1°, hoy estamos en el 65° CAR y festejamos todos juntos este logro que, gracias Madero y a Casiano, pero también con el trabajo, la dedicación y la perseverancia de muchos que han colaborado apasionadamente en la organización de esta actividad de formación integral (no los voy a nombrar porque son muchos y siempre nos olvidaríamos de alguno), pero cada acampante sabe en su corazón quienes fueron sus líderes y cuánto ayudaron a sus dirigentes a concretar cada campamento.
Madero y Casiano nos marcaron el camino, y repitiendo lo que ya expresé en muchas oportunidades, todavía hoy seguimos, aunque a muchos les parezca una ambición exagerada, intentando darles a los alumnos que participan, una oportunidad de interesarse en descubrir el sentido profundo de sus vidas, que para cada uno podrá ser diferente, pero que es mucho más que un sentido de autoconservación y subsistencia.
Complementando la formación técnica y cultural que reciben en la escuela, que es fundamental para encontrar un buen trabajo y seguir estudios superiores, en campamento queremos, además, que los chicos no renuncien a sus sueños. Que, a pesar de que no es poco, y menos hoy en día, la vida sea más que trabajar y supervivir. La vida debe ser hacer realidad los mejores sueños.
No se puede amar lo que no se conoce.
Promovemos que sus integrantes se conozcan a sí mismos, que conozcan a sus pares, que se animen a involucrarse, a comprometerse, a expresarse sin ningún temor, a ser ellos mismos, con la absoluta libertad de elegir ser el mejor ser humano posible en el lugar y momento que deciden ser ellos mismos.
Ayudar a construir la felicidad de todos con su propia felicidad. Y, justamente, como ser parte de campamento se elige con absoluta libertad, es una oportunidad para que aflore lo mejor de cada uno que, tal vez, ni siquiera saben de todo lo que son capaces, de lo importante y maravillosos que son, queremos que lo descubran… y sean felices.
La montaña es una gran oportunidad para todo esto, el contacto con la naturaleza agreste, el esfuerzo superador que permite descubrir que podemos más de lo que nos creemos, el trabajo en equipo, la solidaridad, el amor.
No sólo les deseamos una vida plena y feliz, si no que intentamos ayudarlos a conseguir las herramientas interiores y exteriores para su desarrollo personal y comunitario. La felicidad de encontrar el equilibrio entre el más absoluto respeto a su individualidad, a su educación familiar y esta construcción colectiva de amarse los unos a los otros.
En los fogones les decimos que venimos a hacer amigos, a conocer lugares maravillosos de nuestro país, a convivir en la naturaleza y a aprender a amarla y respetarla.
Pero no venimos sólo a eso, lo principal es que tenemos que saber que venimos a ser mejores personas, más generosos, más solidarios, más sensibles a las necesidades del prójimo, a no estar centrados únicamente en nosotros mismos, a forjar el carácter para enfrentar las situaciones difíciles de la vida.
Venimos a descubrir que la felicidad es hacer el bien y la alegría es trabajar en equipo por una vida plena y feliz para todos.
Venimos a buscar la profundidad del alma que nos dé paz, aún cuando el viento sople fuerte en la superficie.
Tal vez parezca exagerado… pero no lo es en nuestro corazón, para eso, para que sean personas íntegras con ideales grandes y nobles, jóvenes con ganas de hacer algo importante de sus vidas, es que continuamos esta tarea educativa en estos valores fundamentales que nos marcaron Don Eduardo Madero y Don Casiano Rodríguez.
¡Feliz aniversario a todos los que formaron y forman parte del
Campamento Andino Raggio!