Cuando uno reflexiona sobre su propia vida, a través de los años encuentra un poco de todo: sueños cumplidos, amores, frustraciones, desengaños, objetivos alcanzados, pérdidas, vivencias previsibles y otras que nos sorprendieron.
Podría decir que la formación escolar es bastante previsible, que una escuela secundaria, como lo es “EL RAGGIO”, nos marca un camino, porque a pesar de que uno transita en ella la revolución adolescente, época en la que todo se cuestiona podemos imaginarnos cómo terminará, para continuar en el trabajo o en la facultad, es decir, habrá aprendizajes, variedad de compañeros, se formará una barra de amigos, fumaremos los primeros cigarrillos, y seguramente conoceremos el bullying, el enamoramiento, la pertenencia. Pero también puede surgir lo imprevisible, aquello que siendo adolescentes asumimos como si fuera lo más natural; pero luego, con los años, uno se pregunta: “¿Por qué todo esto llegó para mí?”.
Porque eso es “EL RAGGIO”, un conjunto de sentimientos que podamos o no descubrir con el tiempo algunos y otros en su justo momento, pero la tendremos en nuestro corazón siempre
Pasaron los años, crecimos, fuimos, vinimos, y seguimos encontrándonos. Manteniendo los valores, la amistad y la pertenencia. Ayudando a que esta dinámica se sostenga en las nuevas generaciones. Me siento muy agradecido por todo esto.
Y sigo sintiéndome un elegido porque durante 95 años
“NUNCA MUCHO COSTO POCO”